Estrellas brillantes

En un pequeño pueblo a las afueras de Vanissan, en un día de invierno que hacía un frío horroroso, nació una niña a última hora de la tarde. Esa niña tenía una pequeña estrella en medio de la frente que le brillaba intensamente.

Sus padres, la llamaron Judith, que en Vanis antiguo significaba estrella brillante.

Judith, creció en una pequeña casa cerca de un inmenso bosque, donde le gustaba mucho ir y jugar con los pajaritos.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se puso a llover, y llovía tan fuerte que tuvo que buscar un refugio para no quedar empapada.

En la lejanía, pudo distinguir entre los arboles, una pequeña casa con el tejado en forma de cúpula y las paredes blancas. Al acercarse corriendo, para su sorpresa, vio que no tenía ventanas, solo una pequeña puerta marrón.

Cuando llamó a la puerta, una extraña sensación le recorrió todo el cuerpo. Se le puso la piel de gallina, estaba nerviosa, mojada y empezaba a tener frío.

Cuando le abrieron la puerta, vio unos ojos azules que la miraban intensamente. Judith se quedo helada, aquellos ojos eran fríos y parecían de cristal. Al observar al chico de ojos azules, se dio cuenta de que tenía una estrella brillante encima de la nariz, en el medio de la frente... como ella.

Cuando entro en la casa, vio en el salón a un anciano de cabellos blancos sentado en un sillón, que estaba leyendo un libro muy antiguo. Se acercaron a él, y entonces Judith, pudo ver la estrella que tenía en medio de la frente, pero para su sorpresa su estrella no brillaba, se estaba apagando.

Marcos, el chico de ojos azules, le contó a Judith que el anciano de cabellos blancos se llamaba Pablo y estaba a punto de morir. En ese momento, llego Ana, una chica pelirroja con ojos verdes, que llevaba un vestido de blanco que le llegaba hasta las rodillas, pero Judith solo se fijo en la estrella que tenía en la frente. Marcos se puso muy contento de verla, ya que llevaba una bola de cristal que él cogió enseguida. Puso la bola encima de la mesa que había delante del sillón de Pablo, y ordenó a Judith que se sentara delante de él y de la bola.

Al cabo de un rato, Pablo cerró el libro y pronunció unas palabras muy extrañas, al terminar cerró los ojos y dejo de respirar. En ese mismo instante de la estrella de su frente, salió un potente rayo de luz que desapareció en el interior de la bola de cristal, provocando un gran estallido y un potente foco de luz blanca. Judith quedo fascinada por la luz.

Lo último que recordaba fue ver como la luz salia de la bola de cristal y le entraba por la frente, gusto en medio de su estrella.

Se despertó a las pocas horas y no recordaba nada, se acerco al sillón donde estaba Pablo y lo toco, estaba muerto.

Entre los tres lo enterraron en el bosque, cerca del lago, y al volver a la casa de paredes blancas, Marcos y Ana le contaron lo sucedido, y le dijeron que no se podía ir, tenía que cumplir una misión. Ellos tres eran los elegidos y tenían que proteger los bosques de cualquier peligro.

En la casa del Bosque, Judith aprendió a usar las flechas y la espada para defenderse a los enemigos de los bosques, que desde aquel día de invierno se había convertido en su misión, pero algunos días de paz, Judith volvía a su casa en Vanissan, a ver a sus familiares y amigos, y recordar los años en que vivió en aquella hermosa y coqueta casa, que ahora le parecían tan lejana.