domingo, 13 de septiembre de 2009

Capítulo 1, La llegada de los sobres

Después de aquel horrible incendió que causo la muerte de mis padres, mi hermana Berta y yo fuimos a pasar las vacaciones con la abuela.

Cuando un caluroso día de finales de agosto llegaron a casa dos sobres amarillos con el escudo del internado, La casa de muñecas.

Antes de abrilos ya sabíamos que Berta y yo habíamos sido elegidas para ingresar en el internado a principios de Septiembre.


Toda mi tristeza desapareció, ir a La casa de muñecas, es el sueño de cualquier chica y yo era una afortunada al poder ir, ¡y encima me moría de ganas!

A mi hermanita no le gusto mucho la idea pero, el hecho de ir conmigo le facilito las cosa y la tranquilizo.


Aunque me entristecía dejar a la abuelita sola, sabía que debía ir, que no tenía elección, ademas quería ir, ¡quien no!

Le dije a mi abuela que volvería y cuidaría a mi hemanita, ya que solo nos teníamos la una a la otra; y me fui a hacer la maleta, mientras ella ayudaba a Berta a hacer la suya.


Una vez en mi habitación, busqué un pequeño sobre blanco que me dio mi madre hacía unos años, lo leí, y entonces recordé las extrañas palabras que me dijo mi madre cuando me lo dio, y tanto me sorprendieron.

-Si te aceptan en La casa de muñecas, abre el sobre que te daré pero, no antes o tu vida correrá peligro. Sobretodo no abras el sobre si no te aceptan en el internado.

Cuando me dijo estas palabras yo acababa de cumplir los doce años, los mismos que tiene ahora Berta, y la verdad, no la tome muy enserio pero, ahora que tengo la carta encima de mis rodillas y por fin puedía abrirla, no pude dejar de leerla una y otra vez.

Me preguntaba si mi abuela lo sabría.


En unos días tendría que afrontar la verdad, y no solo esto, sino que también tendría el deber de terminar lo que mi madre empezó, me gustase o no.

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